Sobresaltado por el despertador abrí los ojos, y la fuerte luz amarilla que impactó contra ellos dilató rápidamente mis pupilas, obligándome a pestañear varias veces hasta poder adaptarme al hilo de luz. Mi cabeza comenzó rápidamente a buscar una explicación a la alarma del despertador y un motivo por el que hacerle algún caso. Tras unas décimas de segundo una imagen apareció repentinamente en mi mente…había encontrado la razón, ella estaría allí.

Con una agilidad inexplicable, en la situación de acabar de despertar de una forma brusca, me quite las sabanas de encima y el pijama, y corrí al armario a enfundarme en unos pantalones vaqueros y una camiseta cualquiera. El desayuno fue un visto y no visto, apenas podía esperar a salir por la puerta para encontrarme con ella.

Cuando llegué a clase estaba casi vacía y entre la poca gente que conté ella no figuraba… yo no podía esperar mucho más, así que baje a la cafetería pensando en la posibilidad de encontrarla allí. Acercándome a la puerta, se abrió e increíblemente, ella salió de detrás de esta. Tuve una sensación familiar, pero esta vez no acababa de despertar, y tampoco tenía un sol buscando mis ojos furiosamente con sus rayos, pero no me cabía duda de que había algo que brillaba y me dejaba totalmente fuera de juego… Abrí mis brazos buscando rodearla con ellos y transmitirle la falta que me había hecho sentirla cerca todo este tiempo, ella me recibió de igual forma y pensé que no había nada mejor en el mundo en ese preciso momento que tenerla entre mis brazos, con un apretoncito intente procurarle un mensaje en lenguaje corporal que dijera “no he podido vivir sin ti”, pareció entenderlo porque me devolvió un “tranquilo, ya volvemos a estar juntos”. Nos apartamos un poco para poder vernos las caras y yo aproveche para estudiar la suya a fondo, ¿era posible que estuviese aún más hermosa que antes? ¿Como lo había conseguido? Empezaba a sospechar que lo de esta chica no era normal, ¿o quizás era que realmente yo seguía aún en la cama?

-Como te echaba de menos- Me dijo, e incapaz de pensar claramente, sonreí y asentí diciendo que yo también.

-Luego nos vemos- Concluyó la conversación de forma tranquilizadora y tierna, y mirándonos mis ojos las despidieron.

Esa misma tarde teníamos una cita… ¡una cita!, ¿Quién me lo iba a decir? ¿Acaso mi mente seguía empeñada en jugarme malas pasadas alargando tanto esta nube de algodón donde me había llevado a encallar este prolongado sueño para luego empujarme fuera de ella y matarme? Porque sería exactamente eso lo que sucedería si despertaba, que moriría de pena por no poder tener algo tan bello nada más que dentro mis sueños.

Llegando al punto de encuentro tuve unos metros de distancia para poder admirarla, ya que ella ya estaba allí, bajo el sol y en las puertas de un parque que perfectamente podría estar sacado de un cuadro, su silueta me pareció cuadrar excelentemente dentro del pulcro lienzo que tenía dibujado ante mis ojos, era algo tan bonito e ideal que el precioso paisaje quedaba en un tercer plano tras ella con su belleza y perfección. Juntos entramos y comenzamos a deambular por el parque buscando un lugar donde poder echarnos en la hierba, nuestro sitio ideal se encontraba a la sombra de un árbol junto a un riachuelo que circulaba cerca de allí. Nos tendimos en aquel sitio y tras un rato de conversación mi imaginación abrió las alas y empezó divagar tomando altura con una reflexión que siempre había tenido en la cabeza…Y es que en el amor siempre han predominado dos palabras, pero nunca nadie se ha parado a pensar en que hay muchas más que van haciendo socavones en el corazón de forma inocente sin que nos demos cuenta, ”contigo”, “sin ti”, “nosotros”, “tu” seguido de un “y” y un “yo”, ”nos”, “me encantas”, ”por ti”, y un largo etcétera que con el tono adecuado te dan puntaditas en el corazón conforme salen de la boca y llegan a abrir tu pecho para hacer cosquillas en él.

Tras la reflexión todo se redujo a una sola pregunta… ¿Cuál será el sabor de sus labios? Y rápidamente busque sus preciosos ojos para darle un mensaje urgente, pero no tuve en cuenta el poder que tenían estos sobre mi y su color chocolate despertó el hambre de los míos, por lo que estuve unos segundo procurando saciarlos sosteniendo su mirada. Una vez estuvieron colmados del dulce cacao de su mirada de chocolate, se despertó en mi otra necesidad…sed, así que cerré mis ojos para buscar a tientas con mis labios alguna forma de encontrar solución a ese menester, sus labios salieron al encuentro de los míos con una sugerencia…miel, la duda y la necesidad quedaron contestadas al instante, era la sensación más dulce que jamás había sentido en la piel de mis labios y quise quedarme pegado eternamente al manantial que me proporcionaba tal sensación de placidez y felicidad, era algo…increíble.

El despertador vibro violentamente sobre la mesilla de noche y al abrir los ojos, con dificultad, mi mirada se posó en el cristal de la ventana de la habitación en el mismo instante en que una abeja salía haciendo eses. Un recuerdo flechó en mi cabeza y acaricie mis labios melancólicamente en busca de algo…