Andaba con paso nervioso y a la vez firme hacia mi triángulo de las Bermudas, donde una niebla gris y espesa se colaba siempre en mi cabeza, haciéndome olvidar por completo mis inquietudes, y me abandonaba a la suave marea que mecía mis ansias de lucha… hasta

llevarme a encallar, y sin mas remedio, a un puerto desolado…

No sabía por que razón estúpida me dirigía hacia la cita…y peor aún…lo hacia puntualmente

-“Vale, voy a intentar sacar todo lo que he estado guardando hasta ahora, no voy a dejar que esta vez me vuelva a suceder, voy a averiguar de que va esto…no puedo seguir mas tiempo en el limbo…necesito morir o volver con los vivos, pero no puedo seguir vagando entre incógnitas”, Dije para mí.

Cuando llegué, ella aún no estaba allí,”normal”-pensé. Pero me sobresaltó ver que su silueta aparecía doblando la esquina, diez segundos después de que yo llegase, no esperaba que apareciese siquiera, pero…¡allí estaba!, como un segundo sol que salía mientras el original se escondía entre las montañas para dar paso a la noche…¿o quizás ella era el original?. Caminando hacia mí, ondeando sus rayos rubios a la brisa marina, mientras el brillo de sus ojos calentaba mi frío corazón y mis pensamientos… con aquella sonrisa que derretía el escudo de hielo que yo construía cada vez que dejaba de verla.

–“Hola”– dijo con una voz tan dulce que ni la mas suave melodía de flauta podría imitar, con unos ojos que proyectaban lo mucho que me había necesitado durante todo este tiempo, las noches que había soñado conmigo, el aire que había respirado, hasta ahora sabiendo, con tristeza, que no era el mismo que yo exhalaba.

–“Hola”—dije, abandonandome a la sensación de la niebla que se había comenzado a filtrar en mi cabeza, sin que yo lo supiese,desde que apareció, quitando el protagonismo al hermoso sol del atardecer. Se produjo un paréntesis de silencio típico de las películas.

—“No sabes cuanto te he echado de menos”—-

—“Puedo hacerme una idea”—dije intentando dispersar la niebla de mi cabeza.

—“Todo este tiempo he estado contando las horas que faltaban hasta volver a verte…y ahora que te veo no quiero contar las que puedan quedar hasta que nos separemos…realmente me ha costado mucho estar sin ti…” Sonriendo con cierta autosuficiencia por sus palabras dije:

—“Tengo que decir que desde que te fuiste mi vida se ha basado en imaginarte en cada lugar donde iba, no he sabido soportar tu ausencia”— ¡mierda! la niebla se había expandido completamente por mi mente.

—“Te he echado de menos”—continué, parece ser que también se había condensando.

Ella movió levemente su cuerpo hasta dejar correr con dificultad entre nosotros la brisa que antes había hecho bailar su cabello, cerró los ojos lentamente y yo la imite. Pronto sus labios calentaron la piel de los míos, y se cerró completamente el estrecho entre nosotros, cruzó sensualmente sus brazos sobre mi cuello y yo hice lo mismo con los míos sobre su cintura. El momento quedó inmortalizado, como una de esas estampas de la típica pareja perfecta que se reencuentra, en la memoria del falso sol que se resistía a perder sus últimos rayos, celoso de ella.

¡Un momento! ¿Que estaba haciendo? ¿Es que acaso había olvidado todo lo que había sucedido durante su ausencia? ¿Realmente había borrado en un segundo aquellos comederos de cabeza?…definitivamente la niebla estaba causando estragos en mi cabeza.

Por un momento reaccione, y en el momento en que intente separarme lo mas mínimo de ella, para hacer constancia de mi enfado por su actitud durante todo el tiempo que habíamos estado separados, sus labios comenzaron a besarme con más fuerza e intensidad, acompasados de tal manera que imitaban el baile mas sensual imaginable, por lo que la niebla de mi mente decidió que debía continuar entregado a ella por completo.

Tras unas cuantas escenas de riguroso “pasteleo” típico de las parejas de película, nos sentamos en un banco de aquel paseo marítimo, que había adquirido un ambiente mágico con nuestro fantasioso reencuentro, y ahora se encontraba arropado por la suave manta de la noche con un espectacular estampado de estrellas, e iluminado con la leve luz que emitían las farolas de este, dándole así el toque justo de romanticismo que necesitaba nuestra escena.

—“Bueno, supongo que querrás una explicación sobre mi forma de actuar durante todo este tiempo, y que también querrás saber el motivo de que te haya citado después de tanto tiempo sin dar señales de vida”—dijo con un tono dulce y a la vez algo preocupado en su voz.

—“Pues… ¡sí!, la verdad es que me muero por saber cual es el motivo por el cual he tenido que pasar tardes y noches enteras intentando buscar una explicación a tus irracionales muestras de “amor” hacia mi. Por que…primero me demuestras y haces cosas que, en la vida, creo se le puedan ocurrir al mejor escritor de poesía del mundo ni al más romántico de los actores de Hollywood juntos. Y luego a partir del momento en que tu figura desaparece para no volver hasta…Dios sabe cuando, dejó de tener noticias de cualquier tipo sobre ti, es como si dejases de existir…da la impresión de que hubieses muerto…”— Realmente así era como debía estar para mí…muerta, de esa manera se acabaría el sin vivir que he tenido desde que ella apareció en mi vida.

Ella hizo una mueca al escuchar la palabra “muerto” y tragando saliva, con una mirada ahogada en un mar turbulento y gris, comenzó a relatar aquella explicación que tanto había intentado encontrar. Lo que no sabía, era que en la vida se me hubiese ocurrido algo así para todo aquello…

—“¿Crees en Dios?”—me pregunto. La pregunta me desconcertó bastante, no esperaba que abordase el tema de esa manera, aunque… ¿que otra cosa se le podría ocurrir preguntar a un ángel como el que tenía delante?.

—“Veras…no se como explicarte esto pero es que…yo no soy quien tu crees que soy…estoy aquí con una misión… ¿Has oído hablar alguna vez de la luz que debes seguir cuando mueres?…Pues yo debo guiarte hacia ella…

Aquellas palabras me llenaron, inexplicablemente, de una calma sepulcral y de repente me sentí liberado de todo lo que me había estado preocupando hasta ese momento…ahora era feliz, sin ninguna explicación…efectivamente…ella era un ángel, mi ángel.

La maquina del hospital a la que había estado atado durante casi un mes emitió un pitido largo, agudo, constante, muerto…

En mi cabeza oí algunos sollozos que provenían del exterior pero…no ahondaron en mi razonamiento, no importaban, ahora era feliz, estaba eternamente al lado del ángel de mis sueños.